Brisas del Mediterráneo 2013 - Día 5: Florencia y Pisa

Esta entrada forma parte de una serie dedicada al crucero por el Mediterráneo del que disfrutamos en julio de 2013. Las entradas están recopiladas en Brisas del Mediterráneo 2013.

El miércoles el desembarco era a las 8 y nos despertamos a las 6.00, media hora antes de lo planeado. Nos pusimos a apreparar las cosas para la excursión del día. Esta vez decidimos llevarnos agua del Sovereign —mucho más barata, solo 0.75 € la botella de litro y medio— en una mochila cada uno además de las cámaras. A las 6.45 fuimos a desayunar; como el día anterior, había bastante sitio y pudimos comer con tranquilidad y sin excesos.

A las 8.00 ya estábamos fuera del barco y nos esperaba un autobús gratuito que nos llevaría hasta el aparcamiento de donde salían las excursiones en un trayecto de unos 5 minutos. Poco después salíamos rumbo a Florencia y yo me echaba a dormir. El sueño duró gran parte del camino y no fue tarea fácil con lo que se movía aquello… maldito conductor. En el camino había buenas vistas y mucha vegetación, al menos en la parte que me pilló despierto; me recordó el norte de España.

Florencia

En aproximadamente una hora y 20 minutos llegamos a Florencia, donde había alguna nube que nos permitió descansar a ratos del sol de Túnez y Roma; pero calor seguía haciendo, no os creáis. De nuevo hubo reparto de auriculares a los mismos 2.5 € que el día anterior, pero está vez funcionaban mucho mejor, sin cortes y con el volumen alto. Como curiosidad chorra, esta vez nuestro guía no era italiano, sino argentino.

Para empezar tuvimos que atravesar la estación de tren principal de Florencia, donde hicimos una pequeña parada para los que necesitaran ir al servicio, que costaba 0.80 €. No fue nuestro caso. Antes de llegar allí y en vista de que había otro grupo de turistas con el mismo destino el guía nos espoleó para que aceleráramos y los adelantáramos, cosa que hicimos aun a riesgo de nuestra integridad física. Sí que empezaba fuerte la excursión.

Luego lo típico: mucho andar, muchas cosas vistas, muchas explicaciones, mucho calor y mucho cansancio. Algunos de los sitios por los que pasamos fueron: plaza Santa María Novella, donde está la basílica del mismo nombre; catedral de Santa María del Fiore, probablemente el edificio más conocido de Florencia; plaza de la República, con el Arco del Triunfo y la estatua de La Abundancia; iglesia de Orsanmichele con sus 14 nichos con estatuas de la fachada; Puente Viejo, lleno de joyerías; galería de los Oficios; plaza de la Señoría, con el Palacio Viejo, la torre de Arnolfo y un montón de estatuas famosas, como la réplica del David de Miguel Ángel o El rapto de las sabinas, por nombrar algunas; museo nacional Bargello; museo Casa de Dante; capilla de los Médici, con su Sacristía Nueva sin terminar de construir. Lo dicho, vimos un montón de cosas, pero todas a la carrera y sin entrar a ningún sitio. Al menos la sensación de no haber visto más que una pequeña parte de lo que tiene la ciudad no fue tan grande como en Roma.

Catedral de Santa María del Fiore (Florencia)
Catedral (duomo) de Santa María del Fiore (Florencia)

A las 12.00 tuvimos una hora para comer, que después de lo de Roma fue un lujo. La mayoría fuimos a un restaurante donde el guía había reservado y de donde seguramente se llevaría algo. Por 12 € comimos un menú que consistió en:

  • Entrante: ensalada
  • Primer plato a elegir entre:
    • Espaguetis boloñesa
    • Espaguetis con tomate sin carne
    • Pizza Margarita (tomate y queso)
    • Pizza napolitana (tomate, queso y anchoas)
  • Postre: helado de chocolate y vainilla
  • Pan
  • Bebida: Coca Cola y agua

Mariluz se decidió por los espaguetis boloñesa y yo me comí una pizza Margarita. No fue la experiencia culinaria que yo esperaba y deseaba. Vamos, que fue una mierda; así, sin paliativos. La ensalada era de lo más triste en cuanto a ingredientes, los espaguetis de Mariluz llevaban boloñesa de bote y eran muy mejorables, la pizza fue la peor que he probado, el pan no parecía tener ni una pizca de sal, el helado era del más barato y cutre que se pueda imaginar y la variedad de bebidas abrumadora: varias botellas de Coca Cola y jarras de agua repartidas por la mesa. Encima nos cobraron cuando aún estábamos por los postres, se creerían que nos íbamos a escapar si nos dejaban terminar. Desde luego un sitio para no volver; se llamaba restaurante La República, tenedlo en cuenta si pasáis por Florencia y esquivadlo como a una enfermedad contagiosa. No hubo nadie de nuestro grupo que se quedara mínimamente contento. Y por cierto, el guía ni siquiera se quedó allí con nosotros.

Tras la decepcionante comida volvimos poco a poco al autobús, haciendo alguna que otra parada explicativa más. Tras volver a atravesar la estación, nos fuimos a Pisa en un trayecto de algo menos de 1 hora y media. El guía no vino con nosotros, pero antes de irse nos dio un plano muy cutre de Pisa.

Pisa

Al llegar a nuestro nuevo destino pasamos del plano de mierda ese y simplemente seguimos a la gente por un camino flanqueado de tiendas de recuerdos hasta la plaza de los Milagros, que es donde está toda la chicha en Pisa. Muy impresionante todo y, por supuesto, mucha gente por todos lados y muchos puestos de venta de recuerdos; compramos unos cuantos. También había cantidad de personas haciéndose la típica foto haciendo como que sostienen la torre… rezumaban originalidad. Estuvimos más de una hora por allí. Realmente Pisa no tiene mucho que ver: la torre inclinada, la catedral, el baptisterio y poco más. Y como está todo en el mismo sitio, pudimos hacer compras con traquilidad y sentarnos un rato a que Mariluz se tomara un capuccino de 4 €. Yo pensaba acompañarla con un helado, pero a 7 € el más pequeño preferí tomar el aire. Al menos el capuccino le gustó, que yo aún estaba mosca por lo del almuerzo.

Plaza de los Milagros (Pisa)
Plaza de los Milagros (Pisa). Baptisterio, catedral y la torre inclinada

Cuando se nos agotaba el tiempo volvimos al autobús otra vez siguiendo a la gente. A las 16.45 salíamos y casi nos dejan en tierra pese a llegar con un par de minutos de antelación y que la gente hubiera avisado de que aún faltábamos nosotros; el conductor, que era un gilipollas.

Sovereign

En media hora llegamos al barco, cansados y acalorados, pero algo menos que el día anterior. Repetimos nuestra rutina habitual: ducha, descanso y un cocktail en el café de San Marco.

A las 20.30 el espectáculo del día era de magia y estuvo bastante bien. Incluso contó con la participación de una de las niñas del grupo de facebook. Mereció la pena.

Ya en la cena yo pedí:

  • Sopa de patata con chorizo (sí, esto a mí también me sorprendió)
  • Carrillada de ternera con salsa de vino tinto servida con puré de patatas y chalotas
  • Tarta de queso con fresa

Y Mariluz:

  • Sopa de pescado mediterránea
  • Pechuga de pollo en costra de parmezano servido con risotto de vegetales
  • Tarta de queso con fresa

Después nos fuimos a tomar algo al 360 y a las 0.30 ya estábamos en la cama, aunque yo aún me puse a leer un ratito antes de quedarme dormido. Al día siguiente: Génova.

Más sobre el día 5

Las fotos del día están en mis álbumes de Flickr de Florencia y Pisa.

Gastos del día: 81 €

  • 2 botellas de agua (Sovereign): 1.50 €
  • 2 auriculares: 5 €
  • Almuerzo cutre: 24 €
  • Recuerdos de Pisa: 46.50 €
  • Capuccino en Pisa: 4 €

Información de actividad (vía Fitbit One de Mariluz):

  • 15984 pasos
  • 2209 calorías
  • 10.57 km
  • 14 plantas subidas