Brisas del Mediterráneo 2013 - Día 6: Génova

Esta entrada forma parte de una serie dedicada al crucero por el Mediterráneo del que disfrutamos en julio de 2013. Las entradas están recopiladas en Brisas del Mediterráneo 2013.

Jueves, 25 de julio. El desembarco era a las 8, pero nuestra excursión no empezaba hasta una hora después, así que cuando nos levantamos a las 7 fuimos a desayunar con tranquilidad en el restaurante El Duero, donde el sistema era algo distinto que en el Panorama: había buffet, pero las bebidas te las servían los camareros en la mesa y había algunas cosas a la carta, como churros con chocolate. Lástima que nos dimos cuenta de esto cuando ya era tarde, pero nos prometimos que esos churros caerían otro día. La única pega de este sitio es que no eliges dónde sentarte y a esas horas hay mucho sueño como para socializar.

Al final salimos a las 8, que no nos fiábamos del horario de la excursión. Tras salir del barco, andar un poco y subir más escalones de los que me apetecían a esas horas llegamos al punto de encuentro para la excursión, una rotonda justo enfrente de la Estación Marítima con césped, flores y una hélice de barco en el centro. No es que el aspecto de la rotonda tenga mayor importancia, pero me gustó. Mientras esperábamos nos dimos cuenta, demasiado tarde ya, de que había escaleras mecánicas y ascensor y nos podríamos haber ahorrado la subida a pie. La guía llegó a las 8.40, así que la espera no fue muy larga. De todas formas hasta las 9.15 no subimos al autocar y esta vez no estuvimos ágiles a la hora de entrar y fuimos los últimos, por lo que no pudimos sentarnos juntos. La tragedia se cernió sobre nosotros… ¿qué? ¿no me puedo poner dramático?

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La Estación Marítima y la rotonda con la hélice de barco

Santa Margherita Ligure

Por el camino la guía nos iba contando cosas de la ciudad, como habitualmente, pero entre el ruido del tráfico, la gente hablando y que ella no se pegaba el micro a la boca casi no se la entendía. Encima cuando salíamos de la ciudad pillamos atasco durante un rato.

Pasamos por un pueblo llamado Rapallo y pudimos ver varias zonas de Génova entre montañas. Bastante bonito el lugar, aunque los edificios en la mayoría de los casos no lo eran tanto. Desde el autobús se veía la ensenada, el paseo marítimo y el puerto de los barcos a vela. Las vistas merecían mucho la pena y yo tuve suerte en ese sentido: iba sentado en asiento de ventanilla en el lado derecho, que era el interesante. Mariluz iba en la última fila en el asiento del medio, el peor sitio para ver el paisaje, aunque tampoco es que tuviésemos mucha opción para sentarnos.

Paramos en Santa Margherita Ligure, ciudad que «ocupa una ensenada del Golfo del Tigullio entre Portofino y Rapallo» —eso decía el papel de la excursión al menos—, y allí sí hicimos excursión a pie. Partimos del paseo marítimo, ajardinado y con estatuas de Victor Manuel II y Cristóbal Colón. Lo más destacado que vimos fue la Basílica de la Virgen de la Rosa (también conocida como iglesia de Santa Margherita). Fue muy curioso ver que la mayoría de las casas tenían adornos de esos que típicamente se hacen con piedra de algún tipo, pero simplemente pintados en la fachada; según nos dijo la guía se hacía así por falta de sitio. Tras la visita guiada, nos dieron tiempo libre y aprovechamos para sentarnos en una cafetería a tomar algo: un capuccino (2.5 €) en el caso de Mariluz y una tarrina de stracciatella (3 €) para mí. Sí, somos de ideas fijas. Luego nos dimos una vuelta por la zona por nuestra cuenta y flipamos con los puestos de frutas a precios astronómicos, como cerezas a 12 €/kg.

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Fachadas de casas pintadas en Santa Margherita Ligure

Al terminar el tiempo libre volvimos al paseo marítimo donde nos esperaba el autocar e iniciamos la vuelta a Génova, siempre con la guía hablando por el micro.

Génova

Ya en Génova hicimos una visita panorámica por la ciudad, que es la forma elegante de decir que pasábamos por los sitios sin bajarnos y la guía nos iba diciendo lo que veíamos. No es la mejor forma de hacer turismo, pero como siempre el tiempo era un lujo del que no disponíamos. A las 13.00 llegamos a la plaza Ferrari y empezamos un nuevo paseo a pie de una hora. El nublado que nos acompañó un tiempo ya se había esfumado y hacía un sol de justicia. Vimos más o menos lo siguiente:

  • Plaza de Ferrari
  • Casa de Colón
  • Puerta Soprana del siglo XII
  • Palacio Ducal
  • Iglesia de Jesús
  • Catedral
  • Palacio San Giorgio, sede de la primera banca moderna
  • Puerto Antiguo

Por supuesto, no entramos a ningún sitio y todo lo vimos por fuera y rápido. Lo que decía de la falta de tiempo, aunque Génova tampoco parece tener tanto que ver. Volvimos al autobús a las 14.00 pasadas.

Sovereign

A las 14.30 ya estábamos en el barco y camino del buffet. Tras la comida, una siesta y una ducha ya estábamos listos para bajar al café San Marco como habitualmente. Se nos antojó comprar un poco de chocolate en las tiendas libres de impuestos de al lado de la cafetería. Cayó una tableta de chocolate con avellanas y pasas de 300 g por 1.70 € y nos fuimos al camarote a merendar. No, no nos la comimos entera, aunque habríamos sido muy capaces.

El espectáculo de ese día fue a base de canciones de Madonna y unas actuaciones visuales con mensajes medioambientales que a veces eran demasiado sutiles —o al menos a mí se me escapaban—. No todas las canciones me gustaron por igual y me disfruté mucho más el día dedicado al rock, pero no estuvo mal.

Y después, como siempre, la cena. La mía:

  • Tiras de pollo en costra de cornflakes. Servido con salsa de miel y mostaza
  • Medallones de lomo de cerdo. Servido con chutney de cebolla y manzana, gratinado con queso manchego y patata roesti
  • Tarta de Santiago

Y la de Mariluz:

  • Sopa crema de tomate y picatostes
  • Lasaña al horno
  • Mousse de chocolate francés

Una vez cenados, fuimos un rato al Spinnaker, breve porque ya estábamos muy cansados; una visita relámpago a la discoteca Zoom donde había algo de Star Wars —Star's War según el diario de a bordo, para evitar pagar derechos de autor—, que resultó ser una chorrada, y nos fuimos a dormir. Eran las 0.45 y dábamos por terminado nuestro penúltimo día completo de crucero.

Más sobre el día 6

Las fotos del día están en mi álbum de Flickr de Génova.

Gastos del día: 7 €

  • Botella de agua (puerto): 1.50 €
  • Capuccino: 2.50 €
  • Tarrina de stracciatella: 3 €

Información de actividad (vía Fitbit One de Mariluz):

  • 10244 pasos
  • 1907 calorías
  • 6.77 km
  • 11 plantas subidas